sábado, 15 de septiembre de 2007

A los 91 años fallece férreo defensor de los Derechos Humanos

No puedo dejar de recordar, y desde este espacio, rendir un pequeño homenaje y un último adiós a quien fuera el Arzobispo de Concepción y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Monseñor José Manuel Santos Ascarza, OCD.

A las 21.25 hrs. de ayer viernes 14 de septiembre, con 91 años de edad, falleció quién fuera uno de los más férreos defensores de los derechos humanos durante el gobierno militar, en su celda del Convento de la Ssma. Virgen del Carmen, de los Frailes Carmelitas Descalzos de Avda. Libertad en Viña del Mar.

Monseñor Santos nació en Llay Llay el 2 de abril de 1916. Sus padres eran don Quintín Santos Fernández y doña Manuela Ascarza Galilea.

Ingresó al Seminario Pontificio Mayor Santos Ángeles Custodios de la Arquidiócesis de Santiago, donde realizó sus estudios de Filosofía.

Posteriormente se trasladó a Roma, donde efectuó sus cursos de Teología y Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde obtuvo el grado de Licenciado en ambas disciplinas. En la misma casa de estudios obtuvo su doctorado en Filosofía.

Fue ordenado sacerdote en Roma el 7 de diciembre de 1938 por Mons. Pascuzzi.

De vuelta en Chile, ejerce su ministerio sacerdotal en la Diócesis de Valparaíso.

Ejerció la docencia en la Universidad Católica de Valparaíso, además de ser profesor y Director Espiritual en el Pontificio Seminario Mayor San Rafael.

También se desempeñó como Notario Eclesiástico del Obispado y asesor de la Acción Católica universitaria.

El Papa Pío XII lo eligió Obispo de Valdivia el 21 de septiembre de 1955, misión para la que fue consagrado en Valparaíso el 4 de diciembre de 1955 por Mons. Sebastiano Baggio, Nuncio Apostólico. Su lema episcopal fue: “Dominus fortitudo mea”. (El Señor es mi fortaleza).

Fue entronizado el 12 de diciembre de 1955, sucediendo a Mons. Arturo Mery.

El 9 de febrero de 1956, es nombrado Administrador Apostólico de Osorno.

Posteriormente, el 6 de mayo de 1983, el Papa Juan Pablo II, lo nombra Arzobispo de Concepción, donde es entronizado el 17 de junio de 1983, sucediendo a Mons. Manuel Sánchez.

Recibe el Palio Arzobispal el 29 de junio de 1983. Desde ese mismo año tuvo como su Obispo Auxiliar a Mons. Alejandro Goic, actual Obispo de Rancagua y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile.

El 28 de julio de 1988, a la edad de 72 años, presenta su renuncia al Papa Juan Pablo II, y le pide su dispensa para retirarse a la Orden de los Hermanos Descalzos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.

En ese año se marcha a España a vivir al Convento de Nuestra Señora del Carmen en Calahorra.

Al año siguiente regresa a Chile y se radica en el Convento de La Florida en Santiago.

El 24 de marzo de 1990 efectúa su primera Profesión Religiosa de Votos Simples, y en 1995 se consagra Solemne y definitivamente en Pobreza, Castidad y Obediencia, como un humilde fraile carmelita descalzo, Fray José Manuel; renunciando así, por su expresa voluntad a sus privilegios Arzobispales.

Residió desde ese entonces en el Convento de Viña del Mar, siendo un ejemplo, no sólo para sus hermanos de comunidad, sino también para muchas generaciones de futuros sacerdotes.

Una de sus actitudes fue renunciar a la pensión que le correspondía como Arzobispo, donándola para ayudar a costear la formación de futuros sacerdotes.

Durante su vida como Obispo ocupó diversos cargos en la Conferencia Episcopal de Chile, siendo Presidente de ésta en varios períodos. También desempeñó cargos en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y perteneció al Pontificio Consejo Cor Unum, de la Santa Sede.

Fue parte de la historia, participando en las cuatro Sesiones del Concilio Vaticano II, así como en la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Colombia.

Durante el ejercicio de su cargo como Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, le correspondió entenderse con la Junta Militar de Gobierno, abogando por las familias de los detenidos desaparecidos, enfrentando con energía las violaciones de los derechos humanos.

Así como fue férreo defensor de los derechos fundamentales, fue también un luchador incansable por la justicia social y la dignidad de los trabajadores.


Monseñor José Manuel Santos A., OCD
Descance en Paz
Sergio Blaimont G.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno es saber que se recuerda como se merecen a los defensores de los derechos humanos. Y no como una frase cliché.
Todos sabemos lo que ocurrió en Chile, y nadie se puede desentender del tema. Ni siquiera los adherentes al gobierno militar lo han hecho.
Aunque el gobierno militar haya tenido muchas cosas buenas,creo que nada justifica el atropello a los derechos más fuandamentales de cada ser humano.

Anónimo dijo...

Ojalá existieran más personas como monseñor Santos.

Anónimo dijo...

Monseñor Santos, monseñor Contreras, monseñor Camus y el cardenal Silva Henríquez fueron grandes defensores de los derechos humanos.

Anónimo dijo...

Pareciera que a muchas personas les fallara la memoria y no recuerdan el por qué se gestó el 11 de septiembre y la gesta heróica de mi General Pinochet y los valientes de la H. Junta Nacional de Gobierno.

Repasen un poco la historia y verán que la culpa de lo que pasó la tuvieron Allende y los de la UP. Además, durante el gobierno de las FF.AA y de Orden, nuestro país avanzó grandemente en lo económico.

¡¡¡VIVA CHILE, VIVA PINOCHET !!!

Sergio Blaimont G. dijo...

Muy de acuerdo contigo Rodrigo en que el gobierno militar, como todos los gobiernos, tuvieron grandes aciertos, y éste en cuestión, especialmente en el tema del avance de la ciencia y la tecnología, y variados aspectos económicos.

Del mismo modo, es evidente que en el gobierno de la unidad popular se cometieron muchos errores, así como también tuvieron aciertos.

Eso no está en discusión. Empero pienso que nada justifica la violación a los derechos fundamentales de las personas, cualquiera sea su estirpe, pensamiento político, credo o condición.

Mi homenaje a Monseñor Santos se debe a la valentía que él tuvo al enfrentar estos temas, con el mayor coraje, en tiempos en los que se perseguía a quienes pensaban distinto.

El hecho de no entregar los cuerpos, si se consideraban justamente ejecutados, aunque no hubiesen tenido un juicio público y debido proceso, fue un error muy grave. Pues las familias de los detenidos desaparecidos no cesarán hasta que encuentren los restos de sus seres queridos, por lo demás, derecho inalienable.

Gracias por opinar.

Carol Crisosto dijo...

Don J.M Santos fue un hombre apasaionado por la verdad y tod ser que está con Cristo está de parte de la verdad,la busca y no la disimula. Sus exequias fueron muy emotivas,se respiraba paz y tranquilidad con loscorazonesagradecidos por el paso de este peregrino que debe dejar huellas entre nostros com un enviado más de nuestro Padre.Saludos desde Concepción.

Anónimo dijo...

Este Blog me parece excelente. Que siga adelante!!!