domingo, 7 de octubre de 2007

Volveré...


Se han dado muchas cosas interesantes en el acontecer nacional, pero no he podido publicar algún comentario actualizado ultimamente, porque estoy dando pruebas y casi no me queda tiempo. Pero volveré...

sábado, 15 de septiembre de 2007

A los 91 años fallece férreo defensor de los Derechos Humanos

No puedo dejar de recordar, y desde este espacio, rendir un pequeño homenaje y un último adiós a quien fuera el Arzobispo de Concepción y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Monseñor José Manuel Santos Ascarza, OCD.

A las 21.25 hrs. de ayer viernes 14 de septiembre, con 91 años de edad, falleció quién fuera uno de los más férreos defensores de los derechos humanos durante el gobierno militar, en su celda del Convento de la Ssma. Virgen del Carmen, de los Frailes Carmelitas Descalzos de Avda. Libertad en Viña del Mar.

Monseñor Santos nació en Llay Llay el 2 de abril de 1916. Sus padres eran don Quintín Santos Fernández y doña Manuela Ascarza Galilea.

Ingresó al Seminario Pontificio Mayor Santos Ángeles Custodios de la Arquidiócesis de Santiago, donde realizó sus estudios de Filosofía.

Posteriormente se trasladó a Roma, donde efectuó sus cursos de Teología y Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde obtuvo el grado de Licenciado en ambas disciplinas. En la misma casa de estudios obtuvo su doctorado en Filosofía.

Fue ordenado sacerdote en Roma el 7 de diciembre de 1938 por Mons. Pascuzzi.

De vuelta en Chile, ejerce su ministerio sacerdotal en la Diócesis de Valparaíso.

Ejerció la docencia en la Universidad Católica de Valparaíso, además de ser profesor y Director Espiritual en el Pontificio Seminario Mayor San Rafael.

También se desempeñó como Notario Eclesiástico del Obispado y asesor de la Acción Católica universitaria.

El Papa Pío XII lo eligió Obispo de Valdivia el 21 de septiembre de 1955, misión para la que fue consagrado en Valparaíso el 4 de diciembre de 1955 por Mons. Sebastiano Baggio, Nuncio Apostólico. Su lema episcopal fue: “Dominus fortitudo mea”. (El Señor es mi fortaleza).

Fue entronizado el 12 de diciembre de 1955, sucediendo a Mons. Arturo Mery.

El 9 de febrero de 1956, es nombrado Administrador Apostólico de Osorno.

Posteriormente, el 6 de mayo de 1983, el Papa Juan Pablo II, lo nombra Arzobispo de Concepción, donde es entronizado el 17 de junio de 1983, sucediendo a Mons. Manuel Sánchez.

Recibe el Palio Arzobispal el 29 de junio de 1983. Desde ese mismo año tuvo como su Obispo Auxiliar a Mons. Alejandro Goic, actual Obispo de Rancagua y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile.

El 28 de julio de 1988, a la edad de 72 años, presenta su renuncia al Papa Juan Pablo II, y le pide su dispensa para retirarse a la Orden de los Hermanos Descalzos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.

En ese año se marcha a España a vivir al Convento de Nuestra Señora del Carmen en Calahorra.

Al año siguiente regresa a Chile y se radica en el Convento de La Florida en Santiago.

El 24 de marzo de 1990 efectúa su primera Profesión Religiosa de Votos Simples, y en 1995 se consagra Solemne y definitivamente en Pobreza, Castidad y Obediencia, como un humilde fraile carmelita descalzo, Fray José Manuel; renunciando así, por su expresa voluntad a sus privilegios Arzobispales.

Residió desde ese entonces en el Convento de Viña del Mar, siendo un ejemplo, no sólo para sus hermanos de comunidad, sino también para muchas generaciones de futuros sacerdotes.

Una de sus actitudes fue renunciar a la pensión que le correspondía como Arzobispo, donándola para ayudar a costear la formación de futuros sacerdotes.

Durante su vida como Obispo ocupó diversos cargos en la Conferencia Episcopal de Chile, siendo Presidente de ésta en varios períodos. También desempeñó cargos en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y perteneció al Pontificio Consejo Cor Unum, de la Santa Sede.

Fue parte de la historia, participando en las cuatro Sesiones del Concilio Vaticano II, así como en la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Colombia.

Durante el ejercicio de su cargo como Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, le correspondió entenderse con la Junta Militar de Gobierno, abogando por las familias de los detenidos desaparecidos, enfrentando con energía las violaciones de los derechos humanos.

Así como fue férreo defensor de los derechos fundamentales, fue también un luchador incansable por la justicia social y la dignidad de los trabajadores.


Monseñor José Manuel Santos A., OCD
Descance en Paz
Sergio Blaimont G.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Los jóvenes y la Política... ¿retrato de una sociedad injusta? A 34 años del quiebre institucional

No pierdo el asombro, y no deja de admirarme el leer la prensa nacional y observar las impactantes imágenes en los noticieros de televisión, donde lo que se aprecia es descontento, recrudecimiento de la delincuencia, violencia, quejas, reclamos, protestas al por mayor, y qué decir del lumpen, que cada vez que se efectúa alguna marcha o acto ciudadano, se “infiltra” y hace “de las suyas”.
Ayer 11 de septiembre, en medio de homenajes y actos simbólicos – de un lado y de otro – no me extrañó la actitud del gobierno regional de Santiago, de no permitir el libre desplazamiento de los manifestantes por Morandé 80, frente a la simbólica puerta del Palacio de la Moneda, o la autorización, sólo por grupos pequeños, a quienes deseaban rendir tributo a los pies del monumento al Presidente Salvador Allende. Puedo entender la necesidad imperiosa de mantener el orden público y no repetir los lamentables hechos acaecidos el año pasado para estas fechas.

Pero, ¿es este tipo de medidas algo normal? ¿Podemos considerar normal que a treinta y cuatro años del quiebre político e institucional de nuestra Patria, hayan piquetes con más de quinientos carabineros de fuerzas especiales, que hagan recordar a muchos, escenas del pasado? ¿Podemos estimar como normal que la mayoría de detenidos tras cada incidente del 11, sean menores de edad, que ni siquiera habían nacido en 1973. Y los detenidos tras los violentos incidentes de la marcha-protesta en días pasados, organizada por la CUT contra el llamado modelo económico neoliberal implantado durante el gobierno militar, también, en su mayoría, como decía mi abuela, “mocosos que no saben ni limpiarse la nariz”. ¿Sabrán ellos lo que es una economía de libre mercado, si cuando se les consulta en programas de televisión sobre mínimos elementos de nuestra historia nacional, no tienen idea de quién era el Sargento Aldea?, sólo por citar un ejemplo.

El senador Escalona del Partido Socialista, vituperado por supuestos militantes comunistas; en días pasados, otro senador del Partido Socialista, Navarro, junto a otros personeros políticos y dirigentes sindicales, en “dimes y diretes” con carabineros. Videos y acusaciones cruzadas. Muestras de apoyo, y luego de repudio...
Repudio e impotencia es lo que siento hacia él o los responsables de la muerte del Cabo de Carabineros Cristián Vera, caído en servicio, producto de un impacto de bala en la cabeza, ayer 11 de septiembre en Pudahuel. Un nuevo mártir de la institución. Una nueva tragedia familiar, pues tras ese carabinero muerto, había un hombre, un padre, un esposo. Dos hijos, de seis y nueve años. ¿Quién le explica ahora a esos niños, que su padre fue muerto por combatir a la delincuencia?, por acciones de “gente” que protesta destruyendo la propiedad pública y privada, que no tienen respeto por nada, y que se justifican, encapuchados, sin dar la cara, señalando que no están conformes con el “modelo neoliberal”, ni cómo “la clase política” maneja las cosas.
Hago mías las palabras del General Director de Carabineros : “Quien mata a un carabinero, mata el Derecho, quien mata a un carabinero, mata al país”. (General Director de Carabineros José Alejandro Bernales).

¿Anarquistas? ¿Neo-nazis? ¿Raperos? ¿Libertarios? – las llamadas tribus urbanas – o simplemente delincuentes e irresponsables. Jóvenes que, por su aspecto, y en la mayoría de las veces, por una real falta de oportunidades o “errores”, o “injusticias del sistema”, no tienen la opción de estudiar una carrera universitaria, una técnica-profesional, o simplemente una capacitación que canalice o desarrolle sus capacidades para ser un auténtico aporte a la sociedad. Sumado a esto, el origen de muchos, en familias deprivadas, hogares destruidos, padres alcohólicos, en fin.


“Violencia marcó jornada nocturna del 11. Los desmanes han sido protagonizados por antisociales que instalaron barricadas, apedrearon vehículos y perpetraron saqueos a locales comerciales en la periferia de la capital, sobrepasando a la policía uniformada. Los incidentes de anoche dejan un saldo parcial de 42 carabineros heridos, cuatro de ellos en estado grave”. (Fuente: El Mercurio). Estos son los resultados de las protestas de ayer.

A todos estos disconformes que no se inscriben en los registros electorales para poder ejercer su derecho ciudadano a decidir y a elegir a las autoridades, o poder ser elegido como autoridad, autoridad que nos rige, y que en buena parte, decide el cómo es nuestra sociedad. ¿Protestas justificadas? Mi respuesta es, citando al asesinado Presidente de los Estados Unidos en los años sesenta, John Fitzgerald Kennedy, "And so, my fellow Americans, ask not what your country can do for you — ask what you can do for your country." (Y por eso, compatriotas, no te preguntes lo que puede hacer tu país por ti – pegúntate lo que tú puedes hacer por tu país). Y yo diría a todos los jóvenes (y muchas veces adolescentes), no te preguntes qué puede hacer la sociedad por ti, mejor pregúntate qué puedes hacer tú por la sociedad.



¡No mateamos a la democracia. Cuidémosla!

INSCRÍBETE EN LOS REGISTROS ELECTORALES Y PARTICIPA, “SE PARTE” DE LA SOCIEDAD. NO TE QUEDES AL MÁRGEN. DECIDE. SÓLO ASÍ TU VOZ SERÁ ESCUCHADA.

Sergio Blaimont G.


Fotos : El Mercurio


lunes, 10 de septiembre de 2007

Bienvenidos a mi Blog

Hola a todos. Bienvenidos a mi blog recientemente creado. Aquí publicaré pensamientos, comentarios políticos y otras yerbas.
Espero que me sirva para poder ordenar mis ideas, y si alguien quiere comentar o refutar, dentro del límite del respeto y el buen lenguaje, siéntase libre para hacerlo.