jueves, 17 de abril de 2008

De vuelta...

Estoy de vuelta, después de los exámenes del año pasado, y las vacaciones de verano. Vuelvo con renovados comentarios sobre el acontecer nacional y notas varias sobre las cuestiones más diversas.
Como siempre, no soy dueño de la verdad, y me declaro respetuoso de las opiniones ajenas. Espero las suyas.

Destitución de Provoste

Injusticia, es la primera palabra que se me viene a la mente, luego de la votación ayer en el Senado, de la acusación constitucional contra la ahora destituida Ministra de Educación Yasna Provoste Campillay.

Sólo uno de los cinco capítulos de la acusación contra la Ministra fue aprobado por la cámara alta, lo que sepulta, al menos por cinco años, la carrera política de esta profesora de educación física, militante de la democracia cristiana, oriunda de Vallenar, y de origen diaguita, que entre otros cargos ocupó los de Intendenta de la región de Atacama, y posteriormente, Ministra de Planificación Nacional durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos y anteriormente Gobernadora de la Provincia de Huasco durante la administración del Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Así votaron los senadores : 20 senadores a favor y 18 en contra, como resultados del capítulo denominado “No corrigió irregularidades”, el que sepultó a la Ministra. 19 a favor y 19 en contra, en el capítulo “no sancionó infracciones”. 4 a favor y 34 en contra, en “no destituyó a Seremi”. 14 a favor y 24 en contra en “ignoró auditorías”, y finalmente 3 a favor, 34 en contra, y con la única abstención en toda la votación, en el capítulo “entregó datos falsos”.

¿Estamos asistiendo al quiebre del régimen presidencial portaleano?, como lo ha referido el Ministro Secretario General de la Presidencia José Antonio Viera-Gallo, en donde, como ha sido tradicional en nuestro sistema republicano, es ante el Presidente de la República que los Ministros de Estado rinden cuenta de su gestión, y permanecen en sus cargos mientras cuentan con su exclusiva confianza.

Es esta casual mayoría parlamentaria conformada por la derecha más la llamada “bancada independiente”, la que ha soterrado caprichosamente la brillante y exitosa carrera política de esta mujer del norte, sin siquiera haber esperado el informe final de la contraloría, que en palabras del propio contralor, Ramiro Mendoza, “no ha habido corrupción”, sino “irregularidades administrativas, cuyas responsabilidades aún no han sido aclaradas”.

A mi parecer, esta acusación constitucional no ha sido otra cosa que una mezquina demostración de fuerza y un golpe bajo al gobierno de la Presidenta Bachelet. Recojo las palabras del Presidente Ricardo Lagos, que señalaba que estos parlamentarios tendrán que rendir cuenta ante el electorado, refiriéndose a aquellos parlamentarios que desertaron de la concertación. Ese mismo electorado que los eligió para apoyar el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, y que ahora votan en contra de los proyectos que forman parte de la agenda programática de la Presidenta.

Peligroso es, pienso, que el parlamento pueda doblarle el brazo al gobierno, pues me hace recordar episodios de la historia en que gracias a situaciones similares a estas, se resquebrajaron gobiernos completos. Sin ir más lejos, el verdadero “gallito político” entre en Presidente José Manuel Balmaceda y el parlamento, a comienzos de la última década del siglo XIX, sin considerar las causas, lo que provocó un quiebre institucional, una guerra civil, una revolución. O las destituciones de ministros en la década de los 20 en el siglo XX.

Fracasados han sido los intentos por darle más fuerza y poder al parlamento, y más aún, instalar en Chile un régimen parlamentario. No estamos preparados, ni siquiera para un gobierno ciudadano, como el que ha intentado instaurar nuestra actual Presidenta, pues nuestra historia está plagada de autoritarismo. Autoritarismo como el de la dictadura del general Pinochet, autoritarismo como el fuerte presidencialismo ejercido por el Presidente Lagos, claro, con una diferencia, un gobierno elegido en las urnas y con la existencia de un parlamento de contrapeso, medianamente representante del sentir nacional, pero respetuoso de la autoridad presidencial, y con una oposición más constructiva que demoledora.

Soy partidario del régimen republicano portaleano, con un presidencialismo fuerte con el que se pueda gobernar. Un Poder Judicial también fuerte pero independiente, en lo político y en lo económico, que dé verdaderas garantías de justicia y de democracia. Y un parlamento con verdadera representación popular, en el que estén personificadas todas las fuerzas políticas que existen en la nación. Un parlamento responsable, que apruebe leyes y haga un contrapeso al gobierno, pero un contrapeso respetuoso y responsable, que no eche por tierra los proyectos y la autoridad presidencial, pues ante lo que vivimos en el día de ayer, estamos en presencia, a mi juicio, de una falta de respeto a la democracia, a la gobernabilidad, con una herramienta constitucional, legal, pero utilizada injusta y mezquinamente, a favor de algunos egoístas y calculadores intereses políticos.

La única y verdadera víctima de esta verdadera y siniestra maquinación de la derecha en contra del gobierno, ha sido la Ministra Yasna Provoste, que durante su gestión, sólo dio muestras de corrección, eficiencia y eficacia, además de transparencia y probidad, pues fue el mismo ministerio que ella encabezaba, el que puso en conocimiento de la contraloría, las irregularidades que hoy se utilizan para denostar a esta servidora pública.

Es ésta la misma derecha, que en días pasados, negó la posibilidad a las mujeres pobres de nuestro país, de poder acceder al anticonceptivo de emergencia Lavonogestrel, conocido como la píldora del día después, lo que vulnera la igualdad ante la ley. Cuestión a la que me referiré en otro comentario.

Sólo puedo terminar diciendo que no dudo que, pasados estos cinco años de injusticia, la ministra Provoste sabrá resurgir como el ave fénix lo hace de las cenizas, y volverá con renovadas fuerzas a servir a la ciudadanía como lo ha hecho hasta ahora. No la olvidemos, porque dará que hablar. ÁNIMO MINISTRA!!! Ya vendrán tiempos mejores.

Sergio Blaimont G.